martes, 29 de noviembre de 2016

Cuidado, que ni los hackers se salvan…

Recientemente, exactamente este fin de semana que pasó, nos encontramos con una noticia proveniente de la ciudad de San Francisco, California, Estados Unidos.

La noticia informaba que el servicio municipal de transporte público había sido hackeado.  Específicamente, el sistema que controla el cobro de las tarifas, información, etc., estaba contaminado con un virus o malware de tipo Ramsomware.

Los Ramsomware secuestran toda tu información, encriptándola de manera que no puedes tener acceso a tus archivos como lo solías hacer.  Al igual que sucede con los secuestros de personas, el autor del malware suele enviar o incluir un mensaje en el que pide un rescate por tu información y brinda detalles de la forma como se ha de realizar el pago y cualquier otra información adicional.

Cuando uno piensa en un hacker, la primera idea que se le viene a la mente es la de una persona, que hará algo con algo muy mío, como mi información, que me va a perjudicar de alguna manera. 
También pensamos en aquella persona que posee un conocimiento de computadoras tan elevado que es mejor no meterse con él.

Es como si fuese una persona superdotada, con mucho conocimiento sobre como vulnerar tu privacidad y que prefieres no encontrarte en su camino porque no tienes idea como defenderte.

Pues al parecer este hacker, que secuestró la información que maneja el sistema de transporte en San Francisco, demostró no ser tan superdotado después de todo.  Esto es porque pasó por alto ciertas reglas básicas que se deben seguir en el mundo de la informática, y sobre todo si te dedicas a hacer el mal.

Utilizó, en la cuenta de correo electrónico de referencia en el mensaje de su Ramsonware, un password que pudo ser fácilmente adivinado, y lo peor, utilizó una serie de cuentas de correo electrónico para ocultar su identidad, en la que los passwords fueron exactamente los mismos.  Como resultado de su error fatal, el hacker fue hackeado.

Este caso de la vida real nos brinda una enseñanza, sobre los consejos que debemos seguir aunque lo encontremos engorroso.  Los expertos siempre lo dicen, una de las mejores formas que tenemos para protegernos de personas mal intencionadas, es el utilizar passwords o contraseñas difíciles de adivinar.

No es que se tenga que buscar y utilizar una combinación de letras y números que requieran de un algoritmo de alta seguridad, definitivamente que ayudaría, pero basta con utilizar combinaciones de letras y números que no se asocien a gustos, familiares o información personal y cuyo largo sea superior a los ocho caracteres.

Pero este escrito no es para aconsejar sobre el tipo de contraseña que se debe utilizar, es más bien para compartir esta anécdota en la que si a un hacker le pasa, a cualquiera de nosotros también nos puede suceder.


Para terminar, si lo desean, en este caso, pueden reírse de lo que le sucedió al hacker, pero con la condición que aprendan la lección.

Más detalles de esta historia lo podrán encontrar en el siguiente enlace: San Francisco Rail System Hacker Hacked

No hay comentarios: